LOS
MELOCOTONEROS
Con sus frutos
dormidos ante tus despertares,
su redondez
rojiza en paz con el trasiego
de alguna abeja,
daban color al paseíllo
que tanto
recorriste hasta el último día.
Arde tu piel
aún, cuando quisieras
que fuese
aquella pulpa primorosa,
entregada a su
jugo y a sus soles.
Nada como una
gris fotografía
para llegar a
ellos, para amarlos
tan íntima y
dichosamente tuyos.
Arde tu piel,
quizá porque las hojas
culminaban
veranos sobre ella,
junto a aquel
paladar evanescente.
Con sus frutos
caídos ante tu despedida,
los
melocotoneros decidieron quedarse
para seguir
gozando la bienaventuranza
de poseer la
tierra desde su mansedumbre.
(de EL PRIMER REINO, 2015)
Lienzo de Vincent van Gogh
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