sábado, 11 de mayo de 2013


                
 

PURO ALMINAR, ESPEJO DE LA BRISA
remansada en las curvas de su encaje;
cincel de estrellas, áptera paloma
cuya quietud solea lo sagrado.
Perdido aquel yamur que trascendía
toda coronación, entre azucenas
y campanas hoy mece su hermosura
marfileña. Quien llega a contemplarlo,
no logra averiguar en dónde acaba
lo humano y dónde empieza lo divino.


                                                 (de DOMUS AUREA, 1999)

2 comentarios:

  1. Preciosa poesía . Como todas las que leo , o releo , y releo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, querido Guillermo, por ser tan infatigable lector, un privilegio para mí. Abrazos.

    ResponderEliminar