IV
Quisiera regresar,
porque no puedo
vivir de esta
obsesión inconcebible.
Asiendo la mirada a
tus oscuros
paréntesis de amor,
he despertado.
Está la madrugada
goteando por mis
venas.
Me alegro que
llegaras en tinieblas,
cuando susurra el
viento de los tristes.
Quieres salir de
mí, quieres hallarte
muy lejos,
escondido entre sus brazos.
Hoy siento las
pisadas
de todos mis
poemas.
Porque resido en
nítidos paisajes
y huyo del mañana,
te propongo
salvar este dolor
que nos aturde,
aunque no vuelvas
ya, ni me supliques.
Sólo por ti
destruyo
la vida que no
siento.
(de TIERRA DIFÍCIL, 1981)
Lienzo de Isaac W. Rubenstein
Qué imagen más sugerente, querida María, acompaña hoy a tu poema; un poema que me hace volver a los inicios de tu maravilloso itinerario.
ResponderEliminarAbrazos fuertes desde Rivas, con el afecto de siempre.
Y qué generoso eres siempre conmigo... Aquellos inicios nuestros siguen estando presentes, igual que la amistad que nos prolonga en el tiempo y en la poesía.
ResponderEliminarAbrazos también para ti, mi admirado José Luis.