XXV
Cómo no celebrar esas puntadas
de la lluvia bordando las corolas,
ese extraño silencio
que segrega el jazmín en la penumbra.
Cómo callar un trino,
enlutar un relámpago,
o detener la gracia fugitiva
cuando huye por cauces amorosos.
Y, sin embargo, no celebro nada.
Me da igual este sol, su griterío
de luz sobre las cúpulas. Ahora
he sabido que el cielo
apenas reconoce
que respiro su azul
desesperadamente.
(de HYPNOS EN LA VENTANA, 2009)
No hay comentarios:
Publicar un comentario