
LA ALBERCA
Parteluz estival, alegoría
volátil sobre un agua
cuyos reflejos eran
el celeste invertido.
Qué agilidad frondosa se elevaba
sobre pies danzarines,
deshaciendo con auge
sus estelas de grávida verdina.
Un río de palomas
desembocaba allí, teñía el canto
de la cigarra nueva, y hasta el pozo
daba soltura al eco de los árboles.
Qué alegría, la tuya,
mecida por la alberca,
convirtiendo una paz incandescente
en años sin distancia,
verano serenísimo
como las aguas que te sostuvieron.
Lienzo de Joaquim Mir
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