martes, 4 de julio de 2017























    A BELTRÁN DE CETINA

 
El patio era silencio. Limitaban
sus sombras con perfiles de geranios,
con austeros rincones de aspidistras.
Todo formaba parte de mi espera. 

Tú, Beltrán, desde lejos,
anunciabas la brisa perfumada;
me hacías presentir esa firmeza
tan dulce de tus brazos, y la lumbre
perdida por lo oscuro de tus ojos.
Todo formaba parte de mis ansias. 

El patio fue testigo. Sus aromas
salían a tu encuentro, pero nunca
llegabas. No se abría la cancela.
Me engañaba la hora
con una realidad imperturbable,
y al amor respondía tanta ausencia
como iba prodigándose en las sombras. 

Entonces comprendí que no era cierta
la vida aquella noche, que hasta el tiempo
estaba por pasar, para que todo
fuera desvaneciéndose conmigo.


                                                              (de VIVIR POR DENTRO, 1992)

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