martes, 14 de junio de 2016





                       XV

 
Tan cerca está de todos los almendros,
de las primeras lluvias, de aquel pozo
donde quedó tu sed encarcelada,
que ya no puedes verle como antes
ni tocar su silencio sin herirte. 

Sólo el amor es pura lejanía,
una continuidad devoradora
de la simple ilusión tras la ventana,
de la espera brotando por los ojos. 

Amanece, e ignoras cuánto olvido
deberá transcurrir para que el tiempo
cumpla en ti su terrible certidumbre,
su realidad de mármol permanente. 

Tan cerca de tu nada está, del frío
velador en las noches sin salida,
que ya no puedes verle como nunca
le has visto, sino al cabo de tu sueño.


                                                            (de OBOE D'AMORE, 2015)

2 comentarios:

  1. Qué emotivo. Y qué rítmico, María. Precioso poema. Enhorabuena y un abrazo.
    Eduardo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Eduardo, por tus generosas palabras, eres muy amable. Aprovecho para desearte el mayor éxito cuando presentes tu libro en Sevilla, y lamento no poder acompañarte por irme de fin de semana. Un abrazo.

      Eliminar