jueves, 28 de enero de 2016


   


      ALLÁ DONDE LA VIDA


No me quiero mirar en ese espejo
donde el tiempo, cansado, se detiene,
porque hasta recordar me está prohibido
en este día inútil, inmutable.
¿Dónde enmarcar la rosa
que tiembla abandonada en mi horizonte?
¿Por qué izar una estrella
en el cielo desierto de mis ojos?
Yo voy sola hasta el fin, lo sé. Me duelen
esos nombres varados,
la lumbre vespertina
que yace inapagada.
No me miro siquiera, no merece
la pena descubrir que estoy viviendo
de espaldas. Porque ocurre
que el tiempo se detuvo aquel otoño,
cuando me parecía
ser yo mi propio espejo, mi presente.


                                              (de PASEO DE LOS MAGNOLIOS, 1995)

Lienzo de William Merritt Chase

2 comentarios:

  1. Siempre un paseo lleno de emotividad y seran lucidez en tus poemas. Un abrazo, María

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde luego, José Luis, y si tus ojos lo acogen, mucho más apreciado. Gracias por tus visitas a mi blog, yo tengo poco tiempo pero casi todos los días veo el tuyo, tan interesante como siempre. Abrazos de corazón.

      Eliminar