DOS VISIONES
Me mira, y en sus ojos
no soy yo quien se hunde,
sino aquella muchacha que ofrendaba
su desnudo de luna cada noche.
su desnudo de luna cada noche.
Sonríe, y en sus labios
no soy yo quien alienta,
sino aquella mujer que amanecía
tras el declive oscuro de su cuerpo.
tras el declive oscuro de su cuerpo.
¿Quién es, por qué me busca
si no cuenta conmigo
a la hora de amar, si sólo debo
conformarme con su fotografía?
(de A CIERTA ALTURA, 1998)
¡Hola buenos días María! Recordar es vivir pero siempre con nostalgia, la nostalgia es memorizar
ResponderEliminarlo vivido y pasado, no podemos evitarlo, Bonito poema.
Un abrazo.