SÚPLICAS
No te lo lleves más, otoño. Deja
que en mis manos florezcan los jazmines,
por si un día las toma entre las suyas
y quiere descubrir por qué le espero.
Impídele volar, cielo, no sea
que mis tardes sin él se precipiten
en el pozo sin fin de su partida,
antes de que una brisa lo enamore.
Pero no, no consientas,
oh dolor, que mi llanto
moje sus alas; busca
el modo de arrancarlo
de estos versos transidos.
Llévatelo de mí si necesita
contemplar la belleza. Moriría
si sus ojos me hallasen reflejada
en tus espejos rotos.
(de AVES DE PASO, 1991)
Lienzo de María Amaral
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