ANÓNIMO DEL SIGLO XX
Después de que el deseo
le mostrara el camino hasta mi alcoba;
cuando hubo traicionado
su ser la soledad inconfesable,
y mientras que el silencio,
arrinconado en los pasillos, era
el único testigo,
alguien llamó a la puerta de repente.
Después de que la noche
palpitase en mi cuerpo, yo advertía
que aquel sujeto anónimo
marchaba del umbral de su aventura.
-Ah, mujer imposible...-
Mala suerte. Jamás cierro con llave.
(de LOS APARECIDOS, 1991)
Lienzo de Albert Gleizes
Nunca agota el deseo su misterio en las rutas del agua. Feliz domingo María. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, María José, feliz domingo también para ti y otro abrazo.
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