LOS
ROSTROS AGRIETADOS
-Cenáculo Vinciano-
Porque Leonardo está subiendo ahora
al andamio del tiempo, se desprenden
murmullos de las sombras, y afinando
pinceles en rumor de contraluces,
su presencia traspasa este espejismo.
Mas vuelve la quietud. Acaso esgrime
un grisáceo silencio el mediodía
contra todo latido, mientras quiero
elevarme a los rostros agrietados
con las alas caídas de mi éxtasis.
(de CENÁCULO VINCIANO Y OTROS ESCORZOS, 1985)
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