EL
PIANISTA
Un ámbito quebrado
por el paso inconsciente de
las notas
cedió su terciopelo
a manos que dormían en el
aire,
dejándose esbozar.
Marfil y negro,
roce de visillos
agitados con débil sincronía
hasta rendirse en pliegues
sobre el cerco oloroso de
camelias,
ungido pentagrama
donde anotar silencios.
Pero la noche, que caía a
plomo,
daba forma al pianista, lo
tocaba
con sus dedos de sombra
también ella,
sin otra partitura
que aquel largo deseo
sostenido,
intérprete final de la
sonata.
(de VOZ MEDIANTE, 2006)
Lienzo de Silvia Leveroni
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