MEMORIA
DE LIGIA
Nadie vino a llorar sobre
los versos
de Ligia Marugán.
Su camposanto
estaba entre los mirlos,
vanidoso
como ella, ceñido de
brezales.
Incendió sus papeles un
verano
sin sombras en las eras,
cansada de rimar,
haciendo caso
omiso a cada página no
escrita.
Nada fue superior a la
memoria
de Ligia Marugán.
En su sepulcro
puede leerse aún la risa
amarga
que dejó como herencia a sus
biógrafos.
(de VOZ MEDIANTE, 2006)
Lienzo de Nicole Helbig
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