sábado, 1 de junio de 2013


  


       PARAÍSO

Vivías en la urbe
salvajemente solo,
rodeado de manzanas;
mas un día fatídico
te miraste en las lunas
de los escaparates,
y buscaste un lugar donde esconderte,
porque te diste cuenta
de que estabas vestido.


                                       (de LOS APARECIDOS, 1991)

5 comentarios:

  1. A veces el poema no termina en el último verso, a veces se te clava en el alma y en los ojos como un amanecer interminable.

    Gracias por la luz, Poeta.

    ResponderEliminar
  2. Genial definición de quien al fin se reconoce y le da vergüenza.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. Gracias, María José, este poema tiene ya años pero sigue de actualidad, creo. saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  4. Estimada María:
    La editorial Guadalturia, con quien tú publicaste, querría dedicarte un post con una breve entrevista sobre tu obra. Estamos construyendo un blog. Nos encantaría que te pusieras en contacto con guadalturiaredes@gmail.com para que nos facilitases de manera privada tu mail y poder enviarte el cuestionario si así lo deseas. Muchisimas gracias. Luis.

    ResponderEliminar