VALLE DEL SILENCIO
La orilla de la carne
desconoce sus aguas.
Temida luz se clava en los
rincones
del espíritu. Mudos
caminantes
recitan cada huella
perpetuada. Quieren
volar por sus honduras
piedra y árbol.
Ascética orfandad recorre el
día
casi nocturno, casi
amanecido.
Las orillas del mundo
desconocen sus cuevas.
Doliente sol extingue cada
rayo
sobre las escondidas
oraciones
que suben por la carne hasta
el silencio.
(de AQUÍ QUEMA LA NIEBLA, 1986)
Quién me presta los dos primeros versos para hacerme un carril a esa poética tan enorme.
ResponderEliminarY me parece muy buena la nueva portada, jardines de nuestra infancia, de nuestros recuerdos y vivencias, que siguen vivos, que están ahí; todavía. Saludos, María.
Hola José Luis, gracias por tu comentario tan generoso, y mira que hace años de esos versos...
ResponderEliminarSobre la nueva portada, es una foto que hice de nuestros jardines hace una semana, me quedó más o menos bien y por eso la he puesto. Ya sabes que ese espacio siempre merece la pena, allí permanece todavía el sitio que dejamos.
Un abrazo.