VIAJE  DE  INVIERNO 

Dietrich, Schubert y ella partieron sin alforjas,
atravesando inviernos que nunca terminaban,

cada uno en su nieve, después de tanta lucha

expuesta a deserciones, quién sabe si furtivos.

Eran tres soledades paralelas

cuya andadura no se revelaron;

azarosas pisadas sobre copos

más allá de la tierra merecida.

Cada mañana Dietrich elevaba

su voz de contraluces ambarinos,

como aroma de leña en los hogares

que iban acogiéndoles al paso.

La música de Schubert se teñía

de un blanco desolado, con reflejos

del tilo donde helaba su hermosura,

trágica convicción de la esperanza.

Ella quiso negarse pesadumbres,

reconocer a aquellos peregrinos

en los hombres que siempre se marchaban

dejándole el amor embalsamado.

Después de tanta huida, al final de la nieve,

ninguno regresó por el mismo silencio,

por idénticas noches sin lumbre ni refugio.

Pero todos templaron el corazón del frío.

                                               (de ES INÚTIL QUE DUERMA, 2015)

Lienzo de Lovell Birge Harrison