IV
En un vuelo de nubes
transfiguró la tierra
surcos crepusculares,
mientras el sol huía
por minúsculas ramas
del entorno. Qué albergue
más sutil para un tránsito.
Sólo un vuelo de nubes
alteraba aquel cielo.
Cálido fin abría
las puertas a un instante
de lunarias dulzuras,
y todos los latidos
improvisaban vuelos
desde abismadas horas.
Qué blancor azulado
desnudaba los ojos
para un tránsito. Era
más eterna la noche.
Oscuro, dispersaba
rumores el camino
de la memoria. Cálidos
silencios emprendían
la vida a su regreso.
En un vuelo de estrellas
calmaba aquel espíritu
su sed de iluminadas
presencias celestiales.
(de TRASLUZ, 1989)
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