MI
PASMO PEREGRINO
Cruzaba
de mañana el Canal Grande,
y
a la corriente oscura se ceñían
siluetas
de palacios. La Ca’ d’Oro,
tendiéndome
su encaje entre leyendas;
el
Ponte di Rialto, levemente
suspendido
en lo bello de una arcada,
y
luego Ca’ Foscari, dedicando
su
altura al ajimez más armonioso.
Mientras
tanto, yo abría otros canales
con
aguas de mi pasmo peregrino.
(de CENÁCULO VINCIANO Y OTROS ESCORZOS, 1985)
Ver sin ver, sin haber visto. Gracias por traerme Venecia hasta los ojos, hasta el caz del corazón más encendido. Gracias por tanta luz, María. Siempre.
ResponderEliminarHola Ana, dos veces he ido a Venecia y su luz es siempre distinta.
EliminarGracias a ti por compartirla desde la poesía.
Abrazos.