miércoles, 17 de octubre de 2018

                     


   ANÓNIMO DEL SIGLO XX

Después de que el deseo
le mostrara el camino hasta mi alcoba;
cuando hubo traicionado
su ser la soledad inconfesable,
y mientras que el silencio,
arrinconado en los pasillos, era
el único testigo,
alguien llamó a la puerta de repente.

Después de que la noche
palpitase en mi cuerpo, yo advertía
que aquel sujeto anónimo
marchaba del umbral de su aventura.
-Ah, mujer imposible...-
Mala suerte. Jamás cierro con llave.


                                                      (de LOS APARECIDOS, 1991)

Lienzo de Albert Gleizes

No hay comentarios:

Publicar un comentario