viernes, 8 de diciembre de 2017





EN UN CIELO ROJIZO
se recortaba el templo del albatros.
Tu corazón sabía que existía,
pero nunca tan bello,
tan oculto en su magna irreverencia.
Allí te refugiaste,
anhelando la lumbre
que azuleaba al fondo,
el ímpetu dorado
de las alas que iban a cubrirte.
En un cielo plomizo
se apagó tu desnudo,
embriagado de sed, como otra llama
falaz bajo las sombras.


                                                       (de EL TEMPLO DEL ALBATROS, 2011)

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