lunes, 23 de octubre de 2017




                          HENRYK GÓRECKI

 
Nada es más doloroso
que la propia mirada
sobre tumbas anónimas,
sobre tierras sin hombres. 

A la luz del silencio
se contemplan las notas
desamparadas, grises,
de un solo pentagrama. 

Nada es tan inaudito
como la propia muerte.
Después será la música
el mejor epitafio.


                                         (de TANTO VALES, 1996)

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