RAZÓN DEL DESENGAÑO
Cuando la vida pasa
y se toman las horas
por un lento suicidio,
es que fallan los tiempos,
los hombres, sus ofrendas.
Cuando la vida, en cambio,
se detiene y transcurre
todo a solas, parece
que alguien te llevara
de la mano, que hubiera
deshecho esa amargura
que al fondo te consume.
Por tanto, si un buen día
el mundo reconoce
que nada tienes, sólo
debes pensar que, al menos,
te ha puesto ya en la lista
de espera de un milagro.
(de TANTO VALES, 1996)
Lienzo de Max Ernst
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