LA LUNA LLENA
La veías nacer
tras de los eucaliptos,
puntual,
amarillenta, confinando
las calores de
agosto en su monotonía.
Deseabas tocarla
como se toca a un ángel,
desnudamente
libre, sin tinieblas
que ocultaran su
vuelo por cercanos alcores.
Recuerdas esas
noches más allá de la luna,
de aquella
carretera solitaria
por la que
transcurrían otros muchos regresos.
Y pensabas
entonces en llevarla contigo
como se lleva el
peso de una lágrima,
el asombro infantil
de las apariciones.
Hermosamente
tuyo su ropaje dorado
tras de los
eucaliptos, siempre en fuga,
ingenua travesía
para tocar el cielo.
(de EL PRIMER REINO, 2015)
Lienzo de Stewart Jones
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