miércoles, 27 de abril de 2016


        



EN EL ESPACIO DEL TEMBLOR, SI CABE
algo que no sea mío, se refugia
la blanca aparición de un rostro ajeno
semejante al lucero que soñaba.
Me levanto a deshora, doy de bruces
con la pared de enfrente. Sólo brillan
los recodos del aire, ya vacíos
ante la ausencia más mortal, si cabe
algo que no sea al fin mi desconsuelo.


                                                            (de DOMUS AUREA, 1999)

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