LA
PAZ DEL ABANDONO
Como un lento dolor ya padecido,
situaste tus ecos solitarios
en la bóveda gris de la
llovizna.
No fue el sometimiento
de una amargura en ciernes
lo que te confinaba,
sino algo acrisolado
por la verdad postrera.
Sufriste el espejismo
de oír cada deseo
golpeando tus sienes,
cada voz como pulso
cuando apenas volvías
a creer en los hombres
que nunca te creyeron.
Como un lento regreso a lo
vivido,
como quien siempre fue lejos sin
irse,
agitaste tus alas en la noche
para romper la paz del abandono.
(de DANAIDE, 2012)
Lienzo de John Pitr
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