lunes, 2 de febrero de 2015





                              VILLA  DE  LOS  MISTERIOS


También la sepultaste, como un día
hizo el Vesubio con sus moradores,
bajo el íntimo altar de tus recuerdos.
La iniciación al rito
dionisíaco temblaba
de pasión en el rojo pompeyano,
aliento detenido
por la calma imperante de las sombras.
Unos frescos vivientes,
su teoría nupcial sobre el misterio,
te dieron la lección más escondida
de cuantas aprendiste,
hasta el punto de hundir sus levedades
en tu asombro feliz y extenuado.
La villa relucía
de pura eternidad entre figuras
y su flujo constante de colores.
También la conservaste, como el tiempo
hizo con su belleza devastada,
en la memoria intacta de tu gozo.


                                                       (de TU LUMBRE AJENA, 2001)

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