PAISAJE
He
palpado la aurora con las brisas el alma.
Me
he sentido de pronto cual edénico fruto,
llamarada
invisible que apartara las nubes
o
luz diseminando colores de lo eterno.
Y
el amor, que me palpa con su aurora recíproca,
deja
un viento en la orilla de mis amaneceres
que
arrastra tantas horas como instantes de arena,
tanta
hiel como espuma,
tanto
dolor
varado.
(de AQUÍ QUEMA LA NIEBLA, 1986)
Lienzo de Guillermo Gómez Gil
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