sábado, 5 de julio de 2014





                 XXVII

 
Equilibrio de ti, perfecta calma
que ofrece el horizonte
en sus ocres de tierra adormecida,
al verde claro y nuevo
donde trepan tus hojas, como emoción de fondo.
Pero no todo tiene vestiduras;
ni siquiera la tarde
festonea su lienzo transparente,
abandonado sobre tu regazo.
Debe ser el continuo
ir y venir de aquellas sensaciones
que aromaron tu infancia hasta hacerla madura,
o tal vez la memoria
de un idílico entorno,
lo que ahora recrea esta presencia
de lo aún no vivido.
Mansamente, los tiempos
fluyen por ti, exhiben un cansancio
cuyos instantes pierden
el color de los días, uno a uno,
hasta hacerte pensar que sólo fuiste
lo que hoy es la luz
de alguna estrella desaparecida.
Pero no todo queda como un hueco.
Verdes y ocres, calma y equilibrio
enhebran tardes, bordan
el onírico raso que te cubre.


                                                      (de REGAZO E INTEMPERIE, 2007)

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