CUALQUIERA
DE SUS NAVES
-Duomo-
Sólo
elevando el mármol de Candoglia
a
lirio de pináculo, o la llama
de
las vidrieras a ilusión perpetua,
pudo
el hombre lograr que se apagase
su
sed de eternidad en este templo.
Mas
hoy el corazón del verso mío
quiere
esconderse, milenariamente,
en
un siglo cualquiera de sus naves,
y
latir esas horas que eternizan
las
estatuas, perdiéndose en el Duomo.
(de CENÁCULO VINCIANO Y OTROS ESCORZOS, 1985)
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