lunes, 14 de julio de 2014





CUALQUIERA DE SUS NAVES

 
                                                       -Duomo-

 
Sólo elevando el mármol de Candoglia
a lirio de pináculo, o la llama
de las vidrieras a ilusión perpetua,
pudo el hombre lograr que se apagase
su sed de eternidad en este templo.
Mas hoy el corazón del verso mío
quiere esconderse, milenariamente,
en un siglo cualquiera de sus naves,
y latir esas horas que eternizan
las estatuas, perdiéndose en el Duomo.


                         (de CENÁCULO VINCIANO Y OTROS ESCORZOS, 1985)

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