A RODRIGO DE XEREZ
Ojos míos, de lumbre y madrugada,
que rasgasteis la niebla por noviembre
mostrándome el camino del adviento.
Sangre mía, oh savia nueva y libre,
que incendiaste mi pálida corola
para que su rubor prendiera el aire.
Cielo mío, tan pleno de armonías,
constelado y mutable, pero eterno,
desvelándome a solas sus arcanos.
Todo esto eres tú, por si lo ignoras.
(de VIVIR POR DENTRO, 1992)
Lienzo de Deborah MacQuarrie
No hay comentarios:
Publicar un comentario