VENECIA
Aún la sigues soñando, y es
tan plácida
como la rumorosa lejanía
donde se balancean los
silencios.
Seda del mar, tapices
en fasto vespertino que
provocan
ilusión prematura en los
dorados,
cuando vuelven del sol a
desangrarse.
El verano barroco
puede ser buena época
para un encuentro a solas
con la estatua
más viril, cuyo rostro
posea la belleza del diablo.
Venecia y el amor, tu sueño
húmedo
como una estancada cercanía
donde sigues hundiéndote con
ellos.
(de TU LUMBRE AJENA, 2001)
Lienzo de Thomas Moran
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