martes, 14 de mayo de 2013


                        
     

AUNQUE ADMIRES DE NUEVO LOS PAISAJES
que una vez fueron cauce de tu asombro,
sólo te reconoces
en ellos porque el árbol
aquél, con cuya sombra te fundiste,
continúa a la orilla de un camino
por el que tú has pasado y él no pasa.
Hasta el arroyo sigue
conservando la estela de tus ojos,
a pesar de que ahora
sólo ven un recuerdo sobre el agua,
imposible de ahondarlo como entonces.
Aunque todo parezca haber huido
de la naturaleza que entendías,
alguna huella late
tras cada hoja mustia e incolora.
Sólo te reconoces
en la contemplación de un árbol solo,
aquél que permanece
sobre tus propios pasos, sin mirarte.


                                          (de MÍNIMO SOL DE INVIERNO, 2006)

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