sábado, 22 de diciembre de 2012


               
                  El arroyo de Brème (Gustave Courbet, 1866)


MANSAMENTE EL ARROYO
se hace lecho de nubes,
desenreda en la tarde
guedejas de arreboles,
y cada plenilunio
cristaliza los astros.
Igual que un corazón
pacífico recita
su latido al silencio,
hay aguas cadenciosas
cuyo paso mantiene,
como un bajo continuo,
el tiempo armonizado;
unas aguas ajenas
a la fluidez sin pausa
que ignora sus orillas,
como cuerpo desnudo
por manos de la tierra
prometida a su cielo,
fielmente acariciada.


                                 (de TEMPO DE VUELO SOSTENIDO, 2004)

No hay comentarios:

Publicar un comentario