JUNTO
A LOS CIDROS Y SU CALMA OCULTA
me
acecha la inquietud sobre el destierro
con
el que alguna vez tendrá mi vida
que
verse lacerada. Los ramajes
predicen
un dulzor, su investidura
de
verano en vigilia; me diluyen
a
cada tenuidad, guardan mi sombra
bajo
las suyas, para que no sepa
llegar
hasta esta ausencia prometida
fuera
de aquí, de donde no he nacido.
(de DOMUS AUREA, 1999)
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