CADA
SILENCIO LLEVA SU EQUIPAJE
para
ir y venir de la nostalgia,
ese
mínimo afluente
que
desemboca lejos, sin testigos.
Un
olvido en la voz transita a solas
por
cauces arenosos
donde
los ecos gimen
después
de ser palabra.
Un
tiempo fedatario deja sitio
a
quienes callan siempre
con
su personación alentadora,
lugar
donde no admiten despedidas.
Ambos
sigilos cruzan
estaciones
vacías, cuyo suelo
soporta
aún el peso del otoño.
Pero
cada equipaje
de
silencio termina por abrirse
mostrando
su oquedad amortajada,
esa
tácita hechura
que
revela el dolor inenarrable.
(de MÍNIMO SOL DE INVIERNO, 2006)
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