jueves, 10 de mayo de 2012

                      


                      CLAUSURA


Hoy te pido que llegues, amor, a mi ventana,
y orilles el alféizar hasta encender las sombras,
por si acaso descubren
sus llamas unos mármoles
elevados en triste arquitectura. 

No te pido, paloma, que agites la armonía
de mi estancia en tus alas, ni que surque una frágil
tormenta tu blancura,
pero sí deja, al  menos,
la huella de otro vuelo perfumado. 

Hoy te pido, rosal, que me traspases
con la espina y el nácar de tu cuerpo,
y que después, paloma, amor, te alejes
olvidando los límites
del recinto que sólo es ya un rescoldo.


                                                (de CONTEMPLACIONES, 1988)

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