LAS COSAS DEL MENDIGO
La vida no tenía
ya ningún aliciente
para él. De lo humano,
se quedó con el miedo,
con las palabras secas
de alguna despedida
y con un mal camino
por delante. No supo
mendigar por más tiempo
ese pan de ternura
que no necesitaba.
Él fue su propia vida,
y nunca la de otros
tantos olvidadizos
del día de su muerte.
(de TANTO VALES, 1996)
Lienzo de Giacomo Balla
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