domingo, 16 de diciembre de 2018




XXII.

Atardecía igual en tu mirada
que en los grises del río, con noviembre
ahuyentando la luz de los alcores.

Kilómetros después, la carretera
significaba tiempo
para ensayar ternuras
que nunca lograrían
obtener un papel agradecido,
tan sólo alguna escena memorable.

Qué triste la distancia
del infeliz, qué honda
su silueta candente,
su fijación al humo.

Llegó la noche a aquel apeadero
vacío y pobremente iluminado,
pero tú no llegabas todavía,
como si cada hora te raptase.

Por fin una estación, los resplandores
de la ciudad sin fondo, tu silencio
en los brazos del frío, con noviembre
deshojando el amor, quién olvidara.


                                                 (de OBOE D'AMORE, 2015)


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