domingo, 13 de mayo de 2018




EL MENESTEROSO

 
Algo para vivir,
y tendía la mano.
El tiempo no le daba
más que unas horas muertas
robadas a la tarde;
las calles repartían
estridencias y agobios
entre unos cuantos héroes;
y los demás pasaban
de largo, sin mirarle,
ignorando su mano
extendida hacia ellos,
una mano desnuda,
suplicante, esquelética
de tan desposeída
en medio de los bienes.
Algo para vivir,
un gesto, una palabra,
una mirada dulce,
era cuanto pedía
clamando en el desierto
de los seres urbanos.


                                           (de TANTO VALES, 1996)

Lienzo de Isidro Nonell

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