OH, GRÁVIDA ARMONÍA
de la yedra y el lienzo
recamado, jugoso
por el verdor yacente.
Mural umbrío, manto
de la casa labrada
a manos de alarifes,
quién pudiera tenderte
sobre la transparencia
de un íntimo verano.
Oh, celosía virgen
y mártir de las ramas
que bordan sobre el paño
de tu mística piedra
los rostros del olvido.
(de DOMUS AUREA, 1999)
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