martes, 6 de marzo de 2018

  


   TRANSPARENCIA

 
No me dejéis, oh lágrimas,
a solas con la noche.
Aprended del rocío,
que cae imperceptible
sobre este jazminero,
velando su blancura. 

Soltad mi corazón como si, afuera,
lo esperase la aurora encandecida,
como si no lo hubiera confinado
en una cruel vigilia sin aromas. 

No marchéis de mis ojos,
oh lágrimas. Llevadme
a vuestra luz secreta,
a donde vuela el alma
posándose en silencio
sobre eternos jazmines.
No me dejéis a solas.


                                                      (de VIVIR POR DENTRO, 1992)

No hay comentarios:

Publicar un comentario