miércoles, 14 de marzo de 2018

    
          

       AB  URBE  CONDITA

 
El mundo que crecía
alrededor, colmaba de espesura
la adolescencia, bosque para una brisa sola.
Los altos edificios, sus anuncios,
abatían el cielo pretendido
por ráfagas de ojos. Cada nube
alzaba la mañana,
para después tumbarla sobre alberos en sombra.
El mundo era tan grande,
tan hondo su vacío, que esos años
precursores de los descubrimientos,
siguen creciendo hoy
sin más tierra a la vista,
cada vez más borrosos en el plano
de la ciudad, alada fortaleza
para otra ascensión a lo perfecto.


                                                      (de DOS LENTAS SOLEDADES, 2002)

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