AÇUAYCA
va por la calle. El viento
agita sus vestidos,
y tiembla de tristeza.
Junto a la Sinagoga
de las Perlas detiene
su paso. Vuelve el rostro.
No hay nadie más que ella.
Una mujer oscura
intenta convencerse
de que existe. La noche
le dice lo contrario,
marcándole el camino
que va a ninguna parte,
y, dócilmente, deja
que el viento se la lleve
por siempre entre sus alas.
Açuayca es una calle
plena de vida. Hombres
y mujeres se encuentran
al sol de la mañana.
Brilla su sinagoga,
y un cántico de pájaros
celebra el nuevo día.
(de VIVIR POR DENTRO, 1992)
Desconozco esa calle pero me recuerda a algunas que existen cerca de mi
ResponderEliminarSaludos.
Es el antiguo nombre de la calle Santa Maria la Blanca. Un saludo.
Eliminar"Una mujer oscura
ResponderEliminarintenta convencerse
de que existe".
Poesía eres tú, María. Gracias por existir.
Hola, Ana, yo también te agradezco que existas y que seas siempre de luz. Abrazos.
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