domingo, 17 de septiembre de 2017





























           JUEGOS

 
La hora de los juegos daba en punto,
y un misterioso ardor me despeñaba
por los abismos blancos de la risa.
Sobre la tierra húmeda
se crecían las huellas
de un fugaz escondite.
Tras de los canastillos
de geranios, tocaba
recobrar el aliento
que agitaba los pulsos.
Y luego, por la sombra
que el mediodía anclaba entre los árboles,
daba en punto la hora del regreso,
y todos los senderos engarzaban
destellos infantiles. 

Una voz misteriosa, despeñando
sus ecos en mi oído, me decía
que también el mañana
era fiel compañero de mis juegos,
que corría conmigo...
Mas, ¿dónde estaba, dónde,
que yo nunca lograba darle alcance?


                                                        (de JARDINES DE MURILLO, 1989)

Lienzo de Kay Crain

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