EL MEDIODÍA
La alberca,
confinada entre sus brillos,
esponjosa de cal
y reverbero,
daba albergue a
aquel cielo delirante
bajo el que
preferías no encenderte.
Plenitud de
calor, plena la hora
de diversión
acuática, de apremios
por querer
alcanzar alguna umbría
donde era más
calmado el regocijo.
Oh cándida altivez,
tu llama ilusa
se perdió entre
los soles de aquel tiempo,
de aquellos
mediodías cegadores
alentando su
imagen fascinada.
Quién hubiese
guardado tanta luz.
(de EL PRIMER REINO, 2015)
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