sábado, 27 de mayo de 2017




















                         UNA BUGANVILLA ATARDECE

 
Una buganvilla atardece
en lo más lejano,
y un palpable dolor
está tejiendo con miradas, con caricias,
la piel de extraños cuerpos.
Pero no habrá nacido
quien sostenga ese látigo
que amorata una flor,
porque se reflejará como otro día cualquiera
en el fondo de su llanto,
y no querrá
tener tanta nostalgia en carne viva.
Si la mano se deshoja,
si se impide que flagele la tarde,
tal vez haya una piel que lo agradezca.


                                                                  (de TRASLUZ, 1989)

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