lunes, 15 de mayo de 2017





















CASA DEL EFEBO
 

Un viento vengador
se estanca y ciñe
sus flagelos al mármol.
Nada tiene
más peso que el misterio
de verse diluido
en frisos agridulces,
fértil caducidad
de la ceniza.
Sólo Venus y Marte
respiran el ocaso
que se bifurca,
beben la templanza
a los ojos de un cielo
ya sin gloria,
esperando la vida
en su mito durmiente.
Nada puede fugarse
del agónico estío,
ni se explica
que la luz grite a solas
otra condenación
bajo las llamas.
Sólo el viento flagela
lo que no ha derribado.


                                            (de LA PAZ DEL ABANDONO, 2014)

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