PURO ALMINAR, ESPEJO DE LA BRISA
remansada en las curvas de su encaje;
cincel de estrellas, áptera paloma
cuya quietud solea lo sagrado.
Perdido aquel yamur que trascendía
toda coronación, entre azucenas
y campanas hoy mece su hermosura
marfileña. Quien llega a contemplarlo,
no logra averiguar en dónde acaba
lo humano y dónde empieza lo divino.
(de DOMUS AUREA, 1999)
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