jueves, 2 de marzo de 2017





XIX.
 

El pueblo se alumbraba con un claro silencio,
con la honda belleza del paisaje perdido
entre la soledad de todos y de nadie. 

Regresaste pensando que allí continuabas,
adolescente y libre, recorriendo sus huertos,
o subida a los trillos de las eras de agosto;
que estaban esperándote las mismas golondrinas
bajo el cálido alero de una casa de piedra. 

El pueblo contenía tanta verdad ausente… 

Hasta él te llevaron la sangre y el consuelo,
multitud de visiones aún inmaculadas,
quién sabe si las últimas esquilas del rebaño. 

Entonces fueron ciertas tus raíces, tus hojas
envolviendo la tierra, tus pasos jubilosos
hacia la soledad que nadie detenía. 

El pueblo se alejaba como un largo sendero.


                                                                  (de OBOE D'AMORE, 2015)

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